Analizando nuestra propia práctica: ¿Para
qué enseñamos Ciencias Naturales? Las ideas
previas son ideas que tienen los niños, de cómo son los hechos y
fenómenos sociales, y naturales, por medio de sus experiencias en la
realidad. Son estables en el tiempo, poseen coherencia interna y son
relativamente comunes en el grupo de pares. Se relacionan con lo que
conocen y con las características, y capacidades de su pensamiento. Si bien pueden tener diferentes
matices, el núcleo de lo expresado es similar. Al encontrarse una serie
de patrones comunes dentro del aula, son utilizadas como un recurso
didáctico.
En el modelo investigativo
se priorizan estas ideas previas, se basa en la teoría constructivista,
en la cuál, la actividad del alumno es esencial para “... la búsqueda
de explicaciones más o menos formalizadas de las prácticas docentes”
(Porlán, Rivero). Es decir, cambiar estas
concepciones, transformándolas, trabajando con
ellas, para actuar contra
ellas. El docente trata de que las
ideas previas espontáneas de los niños, “... maduren y evolucionen,
sin pretender por ello sustituirlas por las científicas. Los conceptos
científicos son un medio (no un fin) que puede ayudar a complejizar el
conocimiento cotidiano de las personas.” (Porlán, Rivero) Carretero afirma, que las ideas
previas son construcciones personales, con un componente perceptivo y
concreto, resistentes al cambio, implícitos e incorrectas desde el
punto de vista científico. “La evolución de las ideas
previas en el alumno hasta que coinciden con las ideas científicas,
suponen un proceso lento, entre otras cosas, porque la funcionalidad de
las primeras para el sujeto, hace que sean muy resistentes al cambio”
(Carretero). Una vez que se explicitan las
ideas previas, y se tiene un conocimiento acerca de lo que saben los niños,
se adecua el desarrollo de la clase de forma que, todos los problemas
planteados sean significativos e incentiven la actitud de investigar. Estas preconcepciones de los
alumnos son incoherentes e incorrectas científicamente, pero son
coherentes para el alumno, ya que le permiten explicar la realidad. Para cambiar
las ideas previas erróneas, es necesario desarrollar una metodología
en la que los alumnos vean que las ideas que poseen, que dan como válidas
y explicativas, en realidad no lo son; es decir, desarrollar una
metodología basada en el cambio conceptual. Se debe crear en el alumno
insatisfacción, respecto a su conocimiento previo, proporcionándole
experiencias para que compruebe, por sí mismo, que ese conocimiento no
es válido. “Para que se produzca un
cambio teórico debe existir una concepción científica que sea una
alternativa a la concepción errónea del sujeto. La concepción científica
que el profesor facilita al alumno debe ser comprendida por éste”
(Carretero). Para esto, el docente debe mostrarle que la concepción
científica que le propone, resuelve los problemas que la concepción
previa planteaba. Porlán opina que “... hay
que crear las condiciones adecuadas para que los alumnos se cuestionen
sus propias ideas, y las cambien a la luz de informaciones nuevas que
desequilibren lo necesario, y sólo lo necesario, sus esquemas
preexistentes”. De esta manera, es probable que
los niños aprendan las concepciones científicas proporcionadas en
clase. En oposición a esto, el
aprendizaje receptivo (modelo tradicional), no considera la
existencia de las ideas previas. “La mente del alumno es una página
en blanco, o está llena de conocimiento erróneo que no hay que tener
en cuenta” (Porlán, Rivero). Luego de definir la idea básica,
es necesario recordarla durante toda la planificación y desarrollo de
las clases. En el modelo investigativo
hay una integración de conceptos, procedimientos y actitudes. Las experiencias o actividades
deben plantearse como problemas, y tender al desarrollo del pensamiento
divergente (descubrimiento; alienta a profundizar y/o justificar
elecciones), o como demostraciones de lo que conocemos. El uso de recursos didácticos
debe permitir la participación, la toma de decisiones, la autonomía,
el uso grupal del material y el desarrollo del saber hacer; aquí
incluimos a las destrezas, las técnicas y las estrategias, términos
que hacen referencia a las características que definen un
procedimiento. Trabajar los procedimientos significa aumentar la
capacidad de saber hacer y saber actuar ante determinadas circunstancias
de manera eficaz. En las experiencias-problema,
es necesario seleccionar materiales que permitan a los alumnos poder
elegir, diseñar y utilizarlos en función de las soluciones acordadas
en el grupo de trabajo. Las ideas previas que se ponen en juego al
resolver una situación, se pueden modificar o no, durante este proceso.
Al planificar estas experiencias-problema, es necesario considerar las
posibles resoluciones y/o procedimientos que pueden seguir los alumnos. “Las experiencias tienden a
desarrollar procesos que no pueden hacerse a partir de la concepción de
demostración”. La estructura de conocimiento
de cada sujeto incluye un conocimiento
procedimental, que se basa en reglas o procedimientos, el cuál se
manifiesta en la acción (“saber hacer”), puede ser físicamente
observable o no. El conocimiento de la realidad debe “ponerse al
servicio” del conocimiento procedimental. Es decir, “No tiene
sentido enseñar al alumno nuevas explicaciones que no le sirven para
explicar la realidad y resolver problemas” (Carretero) El docente debe diseñar
actividades para que el alumno desarrolle su conocimiento procedimental
basado en la investigación del alumno, y en la exploración. “... La forma más adecuada
para consolidar los conceptos, los procedimientos y las actitudes
construidos, es proporcionar al alumno la posibilidad de poner en práctica
sus nuevos aprendizajes...” (Porlán); así, en la acción, puede
comprobar su interés y utilidad, es decir, proporcionarle actividades
en las que vaya independizando el nuevo aprendizaje, del contexto en que
fue construido, y de esta manera favorecer la reflexión sobre lo
aprendido. Es de gran utilidad llevar un
registro de las expresiones verbales del niño y de las actividades,
para luego diseñar las actividades de evaluación. Hay que tener un objetivo, un
problema, sobre algún aspecto de la realidad que guíe a observar el
objeto en cuestión, o investigar en distintas fuentes, para conocerlo,
producir y registrar datos; es decir, formular suposiciones provisorias
(anticipaciones, hipótesis) sobre cómo es el objeto que se
estudia o las relaciones entre éste y otros. Se apunta a ampliar o modificar
lo que saben los chicos sobre el mundo que los rodea, mediante
situaciones en las que se tengan en cuenta los saberes previos, se
utilicen materiales sencillos y permitan el desarrollo de estrategias de
conocimiento y destrezas del mundo de la ciencia. En la enseñanza de las
ciencias hay un gran interés por las estrategias de razonamiento y la
resolución de problemas. “Las estrategias son,... específicas para
los problemas de cada conocimiento específico, ya que..... dependen de
los conocimientos previos, el contenido de la tarea, la estructura
presente y las instrucciones que se den” (Nieda, Macedo). En el modelo tradicional
de enseñanza, se descuida claramente el aspecto procedimental, ya que
prioriza el dominio de conceptos, sin tener en cuenta los procedimientos
que realizan los alumnos. El docente al mostrar, al dar
una clase expositiva, es quien arma el desarrollo de resolución,
manipula el material, “ilustra” la explicación, de esta manera los
alumnos no logran un aprendizaje significativo. Generalmente, se realizan
preguntas que tienden al cierre, que no llevan al alumno a realizar
otras investigaciones, dan pautas de la información que éstos poseen. “La población necesita de
una cultura científica y tecnológica, para aproximarse y comprender la
complejidad y globalidad de la realidad contemporánea, para adquirir
habilidades que le permitan desenvolverse en la vida cotidiana y para
relacionarse con su entorno, con el mundo del trabajo, de la producción
y del estudio” (Nieda, Macedo). El sistema educativo debe
facilitar que los alumnos adquieran una cultura científica y tecnológica,
que les permita comprender mejor el mundo moderno y tomar decisiones
fundamentadas en la vida cotidiana; a través de una metodología que se
base en el cuestionamiento científico, en el reconocimiento de la
propias limitaciones, en el juicio crítico y razonado; esto se dá en
el modelo investigativo. Nuestra sociedad es
progresivamente compleja, por lo tanto, para su buen funcionamiento,
requiere que se desarrollen las capacidades individuales que favorezcan
la incorporación a procesos productivos complejos y la flexibilidad
mental necesaria para poder asumir distintos roles en esta sociedad dinámica. Es necesario que los niños y jóvenes
tomen conciencia de la importancia de las implicaciones e impactos que
tienen las ciencias en la vida cotidiana. “...la enseñanza de las
ciencias favorece en niños y jóvenes el desarrollo de sus capacidades
de observación, análisis, razonamiento, comunicación y abstracción;
permite que piensen y elaboren su pensamiento de manera autónoma.”
(Nieda, Macedo) No sólo adquieren
conocimientos científicos, sino que, además, se les brindan
conocimientos y herramientas con un carácter social, para que
progresivamente adquieran seguridad al debatir ciertos temas de
actualidad. La autoevaluación ayuda mucho,
ya que, al ser capaz de detectar las propias dificultades, permite
buscar ayudas precisas y adoptar estrategias adecuadas. Esto no sólo
sirve para el ámbito escolar, sino que contribuyen en la vida cotidiana
y en la posterior y futura actividad profesional. Durante el aprendizaje de
competencias científicas, se va conformando una actitud activa del
alumno, al resolver problemas, pero también es importante la búsqueda
y el reconocimiento de los mismos. A grandes rasgos, se podría
decir que, al enseñar competencias científicas, se permite que los
individuos comprendan el mundo en el que viven; sean capaces de
integrarse en su medio; adquieran autonomía, capacidad de cooperación,
creatividad y libertad; desarrollen en forma conjunta lo cognitivo,
psicomotor y socioafectivo; y que actúen en forma reflexiva e
inteligente ante diversas situaciones. Es esencial “... hacer que
los niños sean conscientes de que la ciencia es una actividad
preeminentemente social” (Porlán, García), y que no es sólo de unos
pocos o privilegiados, es decir, de la comunidad científica
exclusivamente. Respecto a las ideas previas,
puedo demostrar lo expuesto anteriormente, con el trabajo realizado
sobre el cuerpo humano, en una sala de 5 años. Para indagar las concepciones
referidas a los músculos, pregunté a los niños: -¿qué tenemos debajo de la
piel? Huesos
y sangre. -¿Qué más? Venas!, y adentro tienen
sangre! -¿La sangre y las venas nos
permiten realizar movimientos? Sí! (Alan) No!! (Karen) -¿Por qué dicen que sí y por
qué no? Sí,
porque si no tenemos sangre, no podemos vivir y entonces, no nos
movemos; y los huesos hacen que el cuerpo no se caiga. Yo
digo que no, porque la sangre es como el jugo, y si es tan blandita la
piel, estaría toda floja, entonces no nos podríamos mover. -¿Ustedes que piensan? ¿Quién
tiene razón? ¿Karen o Alan? Alan;
porque con los huesos y la sangre alcanza para movernos. Por mayoría,
decidimos anotar en una lámina las ideas que teníamos, para luego
colgarla en la sala. Luego de comprobarlo con
diferentes experiencias, y de realizar investigaciones en casa y en la
sala; recordamos la pregunta: -¿La sangre y las venas nos
permiten realizar movimientos? Antes
decíamos que sí, pero está mal. Porque tenemos músculos, que nos
dejan movernos, sin ellos, no podemos correr, caminar, jugar, ni mirar
los dibujitos. -¿Por qué? Porque
en los ojos también tenemos músculos ¿te acordás seño, que en el
libro que traje de mi casa, se veía la cara sin piel? y se veía que
alrededor de los ojos tenemos músculos. -¿Y qué son los músculos? Son
piel, como un elástico, porque se estira. -Entonces ¿con la sangre y los
huesos solos no alcanza para realizar movimientos? No!,
sino ¿Cómo te movés? -¿Podemos decir entonces que
Karen tenía razón? y........,
sí. Ella sabía más. El diálogo anterior,
ejemplifica una situación sobre las ideas previas, y el cambio
conceptual de los niños, el cual se realiza a largo plazo. En cuanto a los
procedimientos, en sala de 4 años, trabajamos el tema del
crecimiento de plantas, y realizamos germinaciones de diferentes
semillas. Comenzamos con un único tipo
de semillas, realizamos una serie de procedimientos, por ejemplo: observación
de la semilla, manipulación y
exploración, formulación
de anticipaciones (¿Qué creen que va a pasar si plantamos la semilla
en la tierra?), utilización
de instrumentos, obtención de
información a través de dibujos, interpretación
de información, comprobación
de las anticipaciones por confrontación
y establecimiento de conclusiones a partir de ésta. Siempre existen conocimientos
previos en los alumnos, la teoría constructivista dice que si no los
tuvieran, sería imposible atribuirle un significado inicial al nuevo
conocimiento. Ante un nuevo contenido de aprendizaje, los alumnos
presentan conocimientos previos más o menos elaborados, más o menos
coherentes, y sobre todo, más o menos adecuados o inadecuados en relación
a ese contenido. Además, el aprendizaje será más
significativo en la medida en que el alumno pueda establecer más
relaciones con sentido entre lo que ya conoce, sus conocimientos
previos, y el nuevo contenido que se le presenta. Con esto quiero decir,
que el docente debe ser la ayuda y guía, que le permita al alumno
movilizar y actualizar sus conocimientos anteriores para tratar de
entender las relaciones con el nuevo contenido. Con los procedimientos se trata
de asegurar la inclusión en una red de significados más amplia. Cada
procedimiento debe estar vinculado con otros ya conocidos, lo que llevará
a su revisión, ajuste, modificación y enriquecimiento. Hay que
recordar que en este tipo de aprendizaje, la construcción es
progresiva, de esta manera se asegura la funcionalidad del procedimiento
y la posibilidad de aplicarlo a situaciones nuevas más complejas. Hoy la sociedad evolucionó
gracias al desarrollo científico y tecnológico. Los niños no están
ajenos, es tal el bombardeo que ellos reciben de los medios de
comunicación, y las muchas horas que están expuestos a ellos, que
debemos sacar provecho de todas estas situaciones, por lo tanto creo que
es fundamental que los alumnos adquieran competencias científicas y
tecnológicas desde muy temprana edad. Porque muchas veces se deja de
lado al nivel inicial, se lo subestima, y no se tiene en cuenta que si
se realizan aprendizajes verdaderamente significativos, y se adquieren
procedimientos relacionados con la ciencia y la tecnología, los
posteriores aprendizajes escolares serán de gran facilidad para los
alumnos y no lo verán como “una carga”, y los docentes tendrán más
herramientas para utilizar, ya no lo sentirán como un “karma”. Es necesario recordar que una
buena enseñanza de las ciencias estimula conductas como: la observación,
la indagación, la curiosidad, la creatividad, y por sobre todo, le
ofrece al, niño la posibilidad de experimentar con la incertidumbre y
el asombro. “La recuperación de una cultura científico técnica debería suministrar los conocimientos que hagan posible la participación activa con sentido crítico, en una sociedad como la actual en la cual el hecho científico está en la base de gran parte de las opciones que la sociedad reclama”
Fourez Enseñamos Ciencias Naturales
para formar ciudadanos con competencias científicas y tecnológicas,
que les permitan comprender el mundo que los rodea, y participar en la
resolución de problemas relacionados con la ciencia y la tecnología
que la sociedad actual presenta. El Diseño Curricular (resolución
nº 13.227) del Área, de la provincia de Bs. As dice: “Las Ciencias
Naturales posibilitan la comprensión del medio natural, la dinámica de
los fenómenos que en él se producen y la de sí mismo como ser en el
mundo.... estos conocimientos permiten prever la probabilidad de ciertos
sucesos; como consecuencia, se hace posible una relación más eficiente
con el medio para satisfacer las necesidades humanas, en particular,
mediante la adquisición de capacidades para el desarrollo científico-
tecnológico.” |